Lesiones cervicales.
Pólipos cervicales
Un pólipo es un tumor benigno del cuello uterino, pediculado o sesil, que suele
apreciarse a simple vista, asomando por el orificio cervical externo.
Lo más frecuente es que sea asintomático, aunque puede asociarse con
leucorrea o hemorragia intermenstrual o postcoital.
Es una de las tumoraciones más frecuentes del aparato genital. Suele aparecer
alrededor de los 50 años y en multíparas.
Aunque su etiología se desconoce,
se piensa en tres tipos de factores:
Infección crónica, que produciría una hiperplasia de uno de los
pliegues de los surcos glandulares.
Factor hormonal: los estrógenos podrían ser los responsables
provocando una proliferación del epitelio y tejido conjuntivo; esta
hipótesis se basa en que casi siempre se da en mujeres multíparas,
teniendo en cuenta que, durante el embarazo, el cuello estaría sometido de forma continua al estímulo hormonal. La relación con el
hiperestrogenismo parece convincente, ya que los pólipos suelen
asociarse con hiperplasia endometrial. Algunos creen que los pólipos son en principio unas lesiones
vasculares producidas por un estasis de esta zona.
Posiblemente en el origen de los pólipos mucosos intervengan los tres tipos de
factores.
Macroscópicamente, suele presentarse como una pequeña masa alargada y
redondeada, aunque hay casos descritos de varios centímetros de longitud. La
base de implantación suele estar en el canal cervical. Su coloración suele ser
rosada (mucoso) o morada (fibroso, angiomatoso).
Mediante colposcopia, después de la aplicación del ácido acético, la superficie
adopta aspecto de racimo de uvas si se halla recubierto de epitelio columnar, o
bien aparece lisa si está recubierto de epitelio metaplásico. Los pólipos no se
tiñen con lugol.
Histología.
El estroma del pólipo consiste en tejido conectivo que contiene vasos
sanguíneos dilatados y de pequeño calibre en su parte central. A menudo se
identifica extravasación asociada de sangre e infiltración del estroma con
células inflamatorias. La superficie está recubierta de epitelio columnar, que
puede poner de manifiesto una metaplasia escamosa; en algunos casos puede
hallarse recubierta de epitelio escamoso estratificado maduro.
Pueden distinguirse tres tipos de pólipos según su composición. La variedad
mucosa es la más frecuente, mientras que los tipos fibroso y angiomatoso lo
son mucho menos.
Diagnóstico diferencial.
Los pólipos se identifican fácilmente durante la inspección clínica y la
colposcopia; aunque puede ser necesario diferenciarlos del mioma pediculado, pólipos endometriales que se originan a nivel bajo en la cavidad uterina y
adenocarcinoma del cuello uterino en el orificio externo.
Curso clínico.
Un pólipo cervical puede presentar tres secuelas diferentes:
Metaplasia: es frecuente la presencia de transformación metaplásica;
a menudo se produce en el extremo del pólipo, mientras que la
porción intracervical no se modifica.
Isquemia y necrosis: aunque no son frecuentes, es mas probable que
se produzcan a consecuencia de torsión en pólipos con pedículo
largo y fino; debido a la necrosis subsiguiente en ocasiones el pólipo
puede desaparecer de forma espontánea.
Transformación maligna: en caso de pólipo cervical, los cambios
malignos son excepcionales (0,2-1%). El tipo más común es el
carcinoma de células escamosas; el adenocarcinoma es menos
frecuente, y el sarcoma excepcional. En caso de cambio maligno, es
importante saber si el pedículo o su base están afectados por el
proceso neoplásico.
Tratamiento.
El tratamiento debe ser siempre la extirpación.
Por torsión: con una pinza, preferentemente de anillos, se sujeta el pólipo y se
torsiona dando vueltas a la pinza hasta desprenderlo. Algunos proponen legrar
la base de implantación.
Mediante electrocoagulación: con asa de diatermia y previa infiltración de
anestesia local se extirpan aquellos pólipos de gran tamaño o base de
implantación amplia.
Todo pólipo extirpado debe ser enviado al laboratorio para su estudio.
Es importante excluir la presencia de otros pólipos en el conducto endocervical,
y establecer si el pólipo es simplemente un “centinela”, esto es, si se halla asociado con otras lesiones menos evidentes del endometrio (p.ej. hiperplasia
polipoidal o adenocarcinoma).
Quistes
Aunque rara vez, pueden aparecer lesiones benignas en el cuello a partir de los
restos del conducto de Wolf; se trata de quistes que surgen entre la cara
anterior y la línea media del ectocérvix, y llegan a ser tan pequeños que
recuerdan a los quistes de Naboth, pero alejados del orificio cervical externo;
otras veces tienen aspecto nodular. El diagnóstico es siempre
anatomopatológico.
Ectropión
El ectropión se define como la eversión del
epitelio cilíndrico endocervical hacia el exocérvix,
presentándose generalmente como una alteración
que rodea el orificio cervical externo. La eversión
del epitelio cilíndrico se caracteriza por ser más
pronunciada en los bordes anterior y posterior del
exocérvix y menor en sus porciones laterales. Es
un proceso normal y fisiológico. Generalmente en
el ectropión observamos el desplazamiento de
toda la mucosa, con inclusión de las criptas y el
estroma subyacente.
La manifestación clínica de la ectopia, sobre
todo cuando es extensa, es la presencia de
leucorrea mucosa que aumenta a la mitad del ciclo
con el aumento de estrógenos y la ovulación. Esto
es debido a la hipersecreción del epitelio ectópico
produciendo aumento del moco. Los síntomas
comúnmente presentes en el ectropión son:
sangrado poscoital y por contacto.
Se ha
documentado que el epitelio columnar expuesto,
tiene una respuesta de inmunidad celular menor,
en comparación con el epitelio escamoso.
Mostrando por esto una mayor predispoción de las
pacientes con ectropión a enfermedades como
HIV y la infección por el virus del papiloma humano. El principal origen del ectropión cervical es
infeccioso así como factores mecánicos y
congénitos; alrededor del 50% de las mujeres con
leucorrea crónica presentan dicha alteración
Úlceras
Se van a producir generalmente en las mujeres con prolapso grave. El roce del
exocérvix con la ropa lesiona su epitelio, que desaparece dejando al
descubierto una superficie más o menos extensa de tejido conjuntivo que
sangra al contacto. Estas lesiones suelen infectarse, recubriéndose de finas
capas de color negruzco y otras veces con zonas amarillentas. Los cuellos con
erosiones infectadas suelen hipertrofiarse, adquiriendo un volumen
considerable, lo que es mucho más llamativo si se tiene en cuenta que,
generalmente, se trata de postmenopáusicas, a veces ancianas, que suelen
tener un útero atrófico.
El tratamiento, además de tratar la infección, consiste en la corrección del
prolapso y la extirpación del cuello, o bien la histerectomía vaginal, que en
estos casos suele ser más sencilla.
Desgarros
Los más frecuentes son de causa obstétrica, y la mayoría de las veces se van
a producir en partos instrumentales. Lo habitual es que se diagnostiquen y
reparen durante el parto, pero también el diagnóstico puede efectuarse años
más tarde. Generalmente, van a ser pequeños y no producen ningún tipo de
trastorno, pero en ocasiones son tan grandes que pueden provocar hemorragia
intensa.
También pueden ser consecuencia de la dilatación del cuello para realizar un
legrado o una histeroscopia.
Las secuelas de los desgarros pueden ser la insuficiencia cervical y la
infección. En ocasiones los desgarros afectan al orificio cervical interno,
produciendo una insuficiencia cervical, que puede ser la causa de abortos
tardíos y de partos pretérmino; los grandes desgarros pueden también producir
la salida del epitelio endocervical al ambiente vaginal, favoreciendo las
infecciones. El tratamiento de la insuficiencia cervical será el cerclaje.
Laceraciones
Las laceraciones cervicales ocurren
más comúnmente durante el
parto, pero también pueden ser secundarias
a trauma iatrogénico,
como una dilatación mecánica del
canal cervical previo a un legrado
uterino por aborto espontáneo o
provocado. Por lo general, se localizan
en posición 3 o 6 en sentido
horario y son debidas a maniobras
de tracción intensa del cérvix con
una pinza sujetadora de Possi
Miomas
Los leiomiomas uterinos son neoplasias benignas que derivan del músculo liso
uterino. Van a estar constituidos por fibra muscular lisa con un estroma
conjuntivo en cantidad variable.
Habitualmente los miomas se localizan en el cuerpo uterino, y más raramente
en el cuello, donde lo hacen aproximadamente un 10% En este último caso
pueden asentar en el ectocervix, pudiendo formarse miomas pediculados que
son visibles en la exploración con espéculo y que tienen un aspecto parecido al
de un pólipo cervical, aunque con una dureza característica. Otras veces
crecen hacia la porción supravaginal, distorsionando la forma del cuello.
A diferencia de los de localización corporal, los miomas del cuello se clasifican
según su crecimiento en: intraligamentarios, subvesicales, rectovaginales, de
desarrollo intravaginal con base sesil o pediculado en el exocervix, y polipoide
con base de implantación en el canal cervical.
Pueden constituir una causa poco frecuente de esterilidad por obstrucción
mecánica o distorsión del conducto cervical.
Bibliografía:
Valencia Madera I. EVALUACIÓN ACTUALIZADA Y MANEJO PRÁCTICO DEL
FACTOR CERVICAL DE INFERTILIDAD. 2006. Rev Per Ginecol Obstet;52(1):80-88
Ortiz Ruiz M. Miomatosis uterina. 2009. Anales Médicos Vol. 54, Núm. 4, pp. 222 - 233
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